jueves, 10 de junio de 2010

JAGUAR








Nombre común: Jaguar

Nombre científico: Panthera onca

Clase: Mammalia

Orden: Carnívoro
Familia: Felidae

ECOSISTEMA
Selva húmeda, matorrales, áreas boscosas y zonas pantanosas. Vive en los bosques tropicales del sureste, las planicies costeras y manglares del Pacífico hasta la desembocadura del Río Bravo y las del Golfo de México hasta Florida y la Sierra Madre Oriental y Occidental.

CARACTERÍSTICAS
El color de la piel varía de amarillo pálido a café rojizo, con manchas blancas en el pecho y parte interna de las extremidades. En todo el cuerpo tiene manchas negras, que en los costados forman rosetas, y que pueden presentar una o más manchas pequeñas (Hoogesteijn y Mondolfi, 1993).

El peso de un jaguar adulto va de 45 a 130 kg dependiendo de la subespecie, pudiendo llegar a pesar 150 kg. Su longitud es de 1.70 a 2.30 m, y tiene una longevidad de 20 años. Las crías permanecen con las madres durante los primeros 15 a 24 meses, alcanzando la madurez sexual entre los dos y tres años (Seymour, 1989).

Es un animal solitario, salvo en su periodo de reproducción, y posee hábitos nocturnos. La agudeza de sus sentidos del olfato y el oído y sus habilidades para correr, trepar árboles, nadar y moverse agazapado tras una presa lo convierten en excelente cazador. El jaguar es considerado un carnívoro oportunista y su dieta depende de la densidad y disponibilidad de las presas (Seymour, 1989).

ALIMENTACIÓN
Su dieta incluye mamíferos, aves, reptiles, peces e invertebrados. Sin embargo, en la mayor parte de su área de distribución los mamíferos mayores a un kilogramo, y algunos reptiles y aves, constituyen las presas más comunes (caimanes, monos, cocodrilos, tortugas de agua y tierra y peces) (Seymour, 1989).

AMENAZAS
Como más importante está la amenaza de la pérdida de hábitat de esta P. onca. Las tasas de deforestación elevadas en América Latina, y la fragmentación del hábitat y de las poblaciones de jaguar convierten a esta especie en vulnerable al hombre (Nowell y Jackson 1996). Además las personas compiten con los jaguares por sus presas, y a los jaguares se les dispara frecuentemente, a pesar de la legislación protectora (Nowell y Jackson 1996).

Al perder hábitat y presas, muchas veces se ven obligados a atacar al ganado, y esto causa que sean perseguidos por los ganaderos. La vulnerabilidad del jaguar a la persecución se demuestra por su desaparición desde la mitad del siglo XX en la zona suroeste de EE.UU. y el norte de México (Nowell y Jackson 1996).

La caza comercial y la captura por sus pieles se ha reducido drásticamente desde los 70 gracias a las campañas en contra y a la normativa de CITES (Nowell y Jackson 1996).

FUENTE
ALUMNOS:
Tarek Roberto Campaña Zepeda
Hector Octavio Lafarga Alvarado

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